Probablemente este grupo fuese el culpable del boquete en la capa de ozono. ¿Que por qué decimos eso? Pues porque para edificar sus peinados debían emplear toda la laca del mundo. Toneladas. Pero a pesar de su aspecto lamentable, Candy firmó uno de los discos más estupendos y que menos repercusión tuvo del año 1985. Una buena mezcla de power pop y AOR, con un fuerte sentimiento muy juvenil en sus letras, interpretadas por un excelente cantante y rematado por una brillante instrumentación.
Candy era un cuarteto de Los Ángeles preparado para el triunfo en el mercado del rocanró. El grupo estaba formado por el guitarrista Gilby Clarke, que más tarde formó una de las bandas más plastas de la historia, Guns N´ Roses, el bajista Jonathan Daniel, que era el principal compositor de Candy y que luego formó Electric Angels con el batería del grupo, John Schuber, y el último guitarrista de Candy, Ryan Roxy, colaborador de Alice Cooper. Y nos queda por añadir, ni más ni menos, que al cantante y pianista Kyle Vincent, a quien en Plástico Elástico tenemos en muy alta estima.
Oficialmente Candy existió desde 1981 hasta 1987, año en el que definitivamente pasaron a mejor vida, y sólo publicaron un álbum, este “Whatever Happened To Fun…”, en 1985. Posteriormente el sello Songtree repescó unas grabaciones para completar el disco “Candy: Teenage Neon Jungle”.
No hay que juzgarles demasiado por su imagen. Hablamos de los años 80 que estéticamente fueron un espanto. Las bandas heavies eran demoledoras en ese terreno y Candy utilizó algunos elementos para conquistar a las quinceañeras que en aquel momento se pirraban por los músicos. Y lo consiguieron, ya que Candy arrasaba entre las féminas. Sus canciones hablaban de problemas juveniles, amores y desamores, bailes, coches y fiestas de instituto y coas de estas. Ellos, con sus peinados y su vestuario de lo más llamativo ponían un punto glam y power pop a tanto descamisado de pecho peludo y guitarreo desenfrenado. Una refinada fotografía de Mottley Crue, Twisted Sister o Poison.
En este disco hay un puñado de maravillosas canciones de power pop onda The Raspberries, con guitarras muy punzantes y riffs potentes, un poco de glam y sus destellos, la voz aguda de Kyle Vincent para encandilar con su forma endulzar las melodías y un puntito de AOR para que el producto tuviese también la llave para entrar en las emisoras y las televisiones. Algo que por desgracia no ocurrió, a pesar de que el disco salió con la multinacional Mercury / Polydor. De hecho la discográfica intervino algo para que no fueran tan punk ni tan heavy como prometían y que finalmente fuesen una más calmada combinación entre The Sweet y los Bay City Rollers, Slade y The Monkeys o unos The Clash más de revista quinceañera.
El disco se grabó en Miami y, aunque Gilby quería que Kim Fowley se encargase de la producción, finalmente fue Jimmy “Teeth” Ienner el elegido. Un estadounidense conocido por haber producido álbumes de artistas como The Raspberries (¡anda, qué coincidencia!), Three Dog Night, Blood Sweat & Tears o Bay City Rollers. En su haber tiene 85 discos de oro y de platino, varios Grammys y dos premios Oscar por la banda sonora de “Dirty Dancing”. Es decir, que era muy ochentero… para bien y para mal. En todo el proceso de la grabación, el guitarrista de los Raspberries, Wally Bryson estuvo pululando por el estudio y algo de mano debió meter.
En definitiva, que “Whatever Happened To Fun…” es un disco de primera para los que disfrutan del power pop que viene por vía la banda de Eric Carmen (The Raspberries). Un LP plagado de buenas melodías, estribillos de primera y guitarras con vibraciones de glam meta, pero menos metal y más glam. Power Pop de alto nivel. Que lo disfrutéis.