Uno de los nombres más exquisitos del pop madrileño es, desde hace tiempo, Wild Honey, la banda tras la que se parapeta el cantante, compositor y multinstrumentisa Guillermo Farré. Un músico enamorado del pop más cálido, dulce y sencillo. Aunque también es un amante del pop muy elaborado, lleno de detalles, matizado por ingeniosos y simples arreglos y concienzudamente trabajado. Tras dos discos irresistibles, Farré, o sea Wild Honey, vuelve a la carga con una nueva entrega de ese pop soleado (mucho tiene de sunshine pop) con ecos de la costa oeste americana de los dorados años sesenta.
El nuevo disco, que se titulará “Torres Blancas” y que saldrá a la venta el próximo 28 de abril a través del sello independiente Lovemonk, contiene una decena de canciones que suenan asombrosamente relajantes y, al mismo tiempo excitantes. Música suave, cadenciosa, que enamora sin sobresaltos, pero que a la vez excita todos los sentidos. Su autor nos propone un sencillo ejercicio para hacerse una idea de cómo suena el disco; imaginemos una fiesta en la casa del cuadro “Hollywood Swimming Pool” de David Hockney bajo un sol de plomo, con los Carpenters y Stereolab entre los invitados y los Beach Boys como anfitriones.
Para este disco, Guillermo ha contado con la colaboración de Sean O´Hagan (The High Llamas, Stereolab) que ha realizado unos brillantes y lujosos arreglos de cuerda y todo un genio del lo-fi pop y del baroque pop como es el músico y compositor de Los Ángeles, Fran Maston, que se ha encargado de los efectos y de parte de la producción.
Sobre uno de los temas del nuevo álbum, el corte elegido como single, el propio Guillermo Farré ha comentado. “A nivel de producción, “Mapas De Zonas Desiertas” es uno de los ejemplos más claros de lo que tenía en la cabeza cuando empecé a trabajar en el disco: hacer canciones con un toque soft pop que pudieran recordar a gente como The Carpenters o Burt Bacharach (que hacen canciones que parece que conoces de toda la vida desde el primer momento que las escuchas), pero tratando de sonar como si Os Mutantes las estuvieran tocando en directo. El momento en el que la canción empezó a convertirse en una de mis favoritas fue cuando añadí los arreglos de trompeta y fliscorno, que le dan otra profundidad al estribillo, además del riff de guitarra con mucho fuzz y trémolo que es un sonido que aparece en muchos momentos del disco”.
Sobre el origen de la letra de esta composición, Farré ha añadido: “Como muchas de las canciones que escribo trato de partir de algo muy específico pero que acaba teniendo una forma más abstracta basada en imágenes que me parecen interesantes. En este caso mezcla varias historias: una época en la que estuve pensando mucho en la evolución espiritual de la generación de mis padres, que crecieron con una educación ultra católica durante el franquismo, pero que luego acabaron abrazando creencias muy hippies (con lo de `las enseñanzas esotéricas´ pensaba en los libros de Carlos Castaneda); y luego continúa con uno de los temas más presentes en el disco que es aceptar ciertas cosas de tu vida que, por estar siempre ahí, no parecen excepcionales pero que sí lo son.
La portada, que es realmente bonita, es obra de Grande Graphix un diseñador en expansión con estudio en Madrid y Copenaghe que trabaja con importantes firmas como Arco, BMW Mini, Warner Bross, Istituto Europeo di Design, Óscar Marine OMB, NormanFoster & PArtners…